El ciclo de crecimiento del cabello se divide en tres fases: anágena (crecimiento), catágena (involución) y telógena (reposo). Cada día perdemos hasta 100 cabellos, lo que no es consecuencia de ninguna enfermedad, pero sólo de que un pequeño porcentaje del cabello se encuentra en la fase de reposo.

La caída excesiva del cabello está más a menudo asociada con una fase de crecimiento acortada y la transición de numerosos cabellos a la fase de reposo. A este fenómeno lo llamamos caída de cabello telógena (en latín telogen effluvium). Las personas que sufren de esta condición experimentan una caída repentina del cabello, que puede verse en el cepillo o en las manos al lavar la cabeza. Esto puede ser causado por una serie de factores, incluidos déficits nutricionales, estrés, infecciones, desequilibrio hormonal y exposición a diversos agentes físicos. En muchos casos, el problema se agrava en ciertas épocas del año, especialmente después del invierno.

La caída del cabello después del invierno puede deberse a la exposición a diversas condiciones que favorecen la alopecia telógena, como infecciones o la falta de luz solar, lo que provoca una síntesis reducida de vitamina D. Además, la escasez de frutas y verduras frescas en la dieta puede afectar negativamente la salud del cabello.

Afortunadamente, el efluvio telógeno suele tener un carácter autolimitado. La caída del cabello generalmente comienza entre 1 y 6 meses después del factor desencadenante y persiste durante 2-4 meses. Lo importante es que la caída del cabello es un signo del nuevo crecimiento de cabello en la fase anágena. Si el dermatólogo confirma el diagnóstico, el proceso puede ser asistido farmacológicamente.

Además del efluvio telógeno, también es importante mencionar los posibles daños físicos al cabello. Las bajas temperaturas invernales y la temporada de calefacción pueden contribuir a la excesiva sequedad y rotura del cabello. Por ello, es necesario cuidar el cabello, mantenerlo bien protegido y evitar la exposición a condiciones climáticas adversas.

¿CÓMO CUIDAR EL CABELLO DESPUÉS DEL INVIERNO?

1. Nutrición y suplementación
   En otoño e invierno, es especialmente importante asegurarse de llevar una dieta equilibrada, rica en macronutrientes, micronutrientes y vitaminas. Debemos elegir frutas y verduras frescas de temporada. Además, en nuestra latitud, se recomienda la suplementación con vitamina D, según el peso corporal, la edad y las comorbilidades. Si es necesario, también se deben suplementar otras vitaminas y micronutrientes.
2. Protección contra el frío y el daño capilar

Los cambios bruscos de temperatura pueden dañar el tallo capilar por un lado y contribuir a un acortamiento de la fase anágena por el otro. Por ello, es importante recordar proteger adecuadamente el cabello del frío, incluyendo el uso de gorros, y limitar la traumatización del tallo capilar, por ejemplo, evitando el cepillado intenso o el uso frecuente de herramientas que generen calor (como rizadores y planchas).

3. Atención médica

La alopecia es un síntoma que puede aparecer en muchas enfermedades. El especialista encargado de tratar este problema es el dermatólogo, por lo que es recomendable acudir a él como primer paso. Si se encuentra alopecia asociada a enfermedades sistémicas, es necesario implementar un tratamiento de atención multiespecialista. Por ello, veamos la primavera como un momento para cuidar de manera integral nuestra salud y realizar un chequeo médico si es necesario.

4. Cuiado

El cuero cabelludo puede cuidarse de forma rutinaria con productos para el cuidado de la piel. Son un complemento valioso para la farmacoterapia. Un buen ejemplo es la línea Dermedic Capilarte, que incluye productos para estimular el crecimiento y el reinicio del cabello. Funcionan mejorando la microcirculación del cuero cabelludo y entregando nutrientes a los folículos capilares. Esto acelera el crecimiento de nuevo cabello. Por lo tanto, son los productos ideales para usar en el cuero cabelludo después del período de otoño/invierno.