El tratamiento adecuado y el uso de dermocosméticos apropiados ayudarán a restaurar y regenerar la piel, aliviando el malestar y el dolor. En este artículo se describen las causas más comunes de las erupciones cutáneas y los métodos de tratamiento probados proporcionar alivio a su pequeño. Sin embargo, es importante recordar que cualquier síntoma preocupante debe ser consultado con un médico.
Las erupciones cutáneas son uno de los motivos más frecuentes por las que los padres de niños en edad preescolar acuden al pediatra. Las lesiones en la piel que aparecen en enfermedades infecciosas pueden adoptar diferentes formas: desde una mancha o pápula hasta una vesícula, pústula o pequeña herida. Las causas más comunes de estas lesiones infecciosas incluyen la varicela, la roséola (conocida como sexta enfermedad), el eritema infeccioso o la enfermedad de manos, pies y boca (llamada erróneamente "enfermedad de Boston").
Las erupciones que acompañan a ciertas enfermedades pueden resultar de distintos mecanismos, dependiendo del agente causante y del tipo de enfermedad. A continuación, se presentan las causas más comunes de las lesiones en la piel de su bebé, lo cual puede ayudar a identificar el problema y tomar las medidas adecuadas:
- Una de las causas más comunes de las lesiones cutáneas es el daño directo. Se produce cuando agentes patógenos, es decir, cuerpos extraños o microorganismos responsables de enfermedades, invaden directamente las células de la piel del niño, provocando lesiones inflamatorias, vesículas, úlceras y cambios locales en el color de la piel. Un ejemplo de este tipo de enfermedad es la varicela, en la que el virus ataca las células de la piel, provocando vesículas que pican y costras.
- Otra causa de las erupciones es una reacción autoinmune. En algunas enfermedades infecciosas, puede ocurrir inflamación de los pequeños vasos sanguíneos, en la que los mecanismos del propio sistema inmunológico causan daño en la piel o los vasos, tratándolos como si fueran un cuerpo extraño.
- Toxinas secretadas por patógenos - algunos patógenos secretan toxinas que dañan la piel. Un ejemplo de este tipo de enfermedad es la escarlatina, que se acompaña de una erupción roja muy fina especialmente visible en los pliegues del cuerpo.
- Inmunidad reducida - los patógenos debilitan el sistema inmunitario, lo que aumenta el riesgo de infecciones cutáneas como dermatofitosis o herpes.
- Erupción inducida por parásitos - los parásitos como la sarna, los ácaros y las garrapatas penetran en la piel y causan daños cutáneos a través de sus movimientos y las reacciones inflamatorias asociadas.
Todos estos mecanismos pueden provocar cambios en la piel, como vesículas, alteraciones en la pigmentación, eccema y úlceras, que son característicos de muchas enfermedades infecciosas. Sin embargo, el cuidado adecuado de la piel del niño puede aliviar estos síntomas y, por lo tanto, reducir el malestar.
Aquí hay algunos consejos para el cuidado de la piel durante una infección con afectación parcial de la piel:
Durante la infección, no bañe al niño para evitar el exceso de deshidratación de la piel. Sin embargo, la piel del niño debe limpiarse regularmente. En los niños más pequeños, la piel debajo del pañal debe mantenerse limpia. Esto se puede hacer utilizando agua y un gel suave para bebés. La hidratación es especialmente importante, especialmente para la piel seca y la piel con dermatitis atópica tras enfermedades infecciosas con lesiones en la piel. Se puede utilizar una crema suave y segura para bebés o un emoliente. La protección solar es importante, no solo después de la recuperación de una infección con lesiones en la piel, sino durante todo el año.
La piel deshidratada por la enfermedad, especialmente la epidermis, requiere cuidados especiales para restaurar la barrera epidérmica dañada y sus funciones. Los emolientes son la mejor solución en este caso. Son uno de los dermocosméticos que exhiben efectos lubricantes (lípidos), hidratantes (humectantes) y protectores. Su composición especialmente seleccionada apoya y acelera la renovación de la epidermis dañada, restaura el pH correcto, inhibe la pérdida excesiva de agua, protege la superficie de la piel de la invasión de organismos patógenos (virus, bacterias, hongos), alérgenos o contaminación ambiental.
Sin embargo, debe recordarse que el uso de emolientes está indicado solo después de que haya pasado la enfermedad y las lesiones en la piel se hayan calmado, cuando la infección haya remitido, con el fin de restaurar y mejorar la restauración de la capa hidrolipídica de la epidermis, reducir la pérdida transepidérmica de agua (TEWL) y restaurar el equilibrio funcional de la piel. El médico recomienda no aplicar emolientes en la piel durante el periodo agudo e infeccioso de las enfermedades, ya que el contacto directo con las lesiones favorece la propagación de la infección.
Cada niño es diferente y tiene una piel distinta, por lo que lo que funciona para uno no siempre será adecuado para otro. Al cuidar la piel de su pequeño, use productos seguros y adecuados para su edad, y en caso de duda, consulte con su médico o farmacéutico.
*Este material fue creado en colaboración con el Dr. Piotr Fuss, pediatra.